La realidad mexicana, al igual que los sueños, se manifiesta involuntariamente como una mezcla de sucesos desordenados entre sus calles, algunas veces inexplicables, que de manera perfecta se sincretizan en obras colectivas maravillosas a las que llamamos barrios. Nuestros mercados son un ejemplo impecable de ello, pues es dentro de estos laberintos de folclor, caos y ruido visual donde hallamos la historia sobre el nacimiento y edificación de la ciudad de México: sociedad de comerciantes por excelencia.
Es bien sabido que la historia de nuestra evolución económica comenzó con el trueque, una actividad que hasta nuestro tiempo sigue prevaleciendo, aunque en menor grado, en algunos lugares de la ciudad. Y es que cuando miramos al comercio como se miraba en la época prehispánica anterior a la cultura azteca (un mero intercambio de necesidades básicas para convivir en armonía), éste se despoja un poco de los anhelos materiales y se transforma en un pretexto de mera convivencia y aportación mutua. Tomando en cuenta que el trueque, el intercambio mutuo, es la esencia de nuestros mercados tradicionales, podemos entender por qué difícilmente visitamos algunos de estos micromundos surrealistas sin llevarnos la seductora experiencia de sus aromas peculiares entremezclados, de sus eufonías extrañas que oscilan entre un coloquial “qué va a llevar” y los cuchillos de un carnicero afilándose entre sí, o las múltiples texturas y pigmentos de verduras, frutos y artesanías que rocían de psicodelia pura nuestra mirada. Entrar a un mercado de cualquier barrio de la capital resulta una experiencia enriquecedor para los sentidos.
Los mercados más importantes y su origen
Algunos de los mercados más emblemáticos de la ciudad de hoy en día tienen su origen desde tiempos prehispánicos, como por ejemplo el Mercado de San Juan, que anteriormente se encontraba en Tlatelolco pues en este sitio era más fácil la movilización de mercaderes que llegaban en canoas a la bahía de “La Lagunilla”. No fue sino hasta el siglo XIX que se posó en el terreno actual entre entre las calles de Eje Central, López, y Arcos de Belén en Salto del Agua, gracias a que el comercio de aves acuáticas como los patos se disparó en toda la ciudad y dicha área resultaba más céntrica para adquirirlos. Hoy en día el Mercado de San Juan posee un impresionante inventario de alimentos exóticos, desde carne de león, víbora, cocodrilo, bisonte ciervo, jabalí y armadillo hasta numerosas especies de insectos que componen la comida prehispánica, como los gusanos de maguey o las hormigas chicatana. Aquí también se puede encontrar deliciosas piezas de quesos y jamones gourmet, que de hecho, muchos de los restaurantes de renombre en la ciudad han confesado comprar sus ingredientes frescos en este mercado.
El Mercado de La Merced data a 1853 y hasta el momento es considerado el más grande de Latinoamérica. Comenzó como un espacio distribuidor mayorista donde llegaban las mercancías por la vía fluvial, sin embargo, las grandes sequías de la zona comenzaron a engendrar un espacio insalubre y debido a ello el “mercado mayorista” se traslado a la Central de Abastos en Iztapalapa. A pesar de ello el mercado en la Merced siguió su metamorfosis y hoy en día se pueden adquirir alimentos, dulces típicos de todas las regiones de México, artículos para el hogar y hasta productos para actividades místicas como la brujería y la santería a precios razonables. La Merced es uno de los ejemplos más notables de parajes surrealistas en la capital, ya que hoy se complementa con los diversos puestos de tianguis que fluyen en todos sus alrededores. Así mismo ha dado lugar a estrafalarias leyendas como la de una rata gigante de 50 kilos que deambula por los pasillos del mercado.
De la mano de este mercado fue edificado también el Mercado La Lagunilla, en 1893 Aquí se pueden adquirir quesos fermentados y de olor intenso; carnes de cabrito de leche, lechón, conejo o carnero; sabores prehispánicos, como el armadillo, tepezcuintle, cocodrilo, escamoles, chapulines, gusanos de maguey o jabalí y algunas aves que van más allá del cotidiano pollo o pavo: perdiz, pato, ganso o pichón.
El Mercado de Jamaica es otro importante espacio que también data su existencia a los tiempos de Tenochtitlán. El mercado de aquel entonces se encontraba posado sobre chinampas (quizás sea por ello que su fuerte siempre han sido ls flores y vegetales) pero no fue sino hasta 1957 que se le nombró como tal, reconociéndosele por sus alucinantes pasillos multicolor que simulan una pequeña primavera. Así mismo es importante denotar el mercado de Xochimilco, famoso también por la variedad selvática de sus especies. En otros rubros, encontramos el mercado de la Nueva Viga que se especializa en pescados y mariscos, el de Sonora, donde se consiguen animales vivos, hierbas medicinales, plantas exóticas y productos de brujería como los sapos, los polvos de odio, las trenzas de ajos y las semillas de ojo de venado. Finalmente destaca el de Tepito, el mercado callejero más grande del mundo. En este último se puede adquirir desde un clavo hasta un mueble antiguo, ropa, alfombras, aparatos electrónicos y muchas otras cosas inimaginables.
Mercados extraños que desaparecieron en la conquista
Los mercados prehispánicos fueron un fontanal de surrealismo vivo, pues además de los mencionados existían también mercados especializados en ciertos “productos”, como el de sal en el barrio de Atenantitlan, el de perros para comer en Acolman y el de esclavos en Azcapotzalco y en Iztocan.
Elementos surrealistas que figuran en nuestros mercados
Infinidad de insignias con o sin origen alguno se encuentran esparcidas por cada uno de los mercados de la ciudad y son precisamente estos elementos quienes conforman su identidad onírica por excelencia:
* Altares y deidades (ya sea de la Virgen de Guadalupe, la Santa Muerte o San Judas Tadeo)
* Las pilas de guacales siempre vacíos
* Las cabezas de cerdo en el mostrador de las carnicerías
* El sonido del pasear de los “diablitos” y los murmullos de las personas
* Los carteles de 2 kilos $15 siempre en tonos fosforescentes
* La señora que calcula el peso exacto con sus manos (o a veces se pasa por una fruta)
Otros mercados que debes visitar
* Mercado Martinez de la Torre en la colonia Guerrero
* Mercado de San Pedro de los Pinos
* Mercado Abelardo L. Rodríguez en el centro
* Mercado del Carmen en San Ángel
* Mercado de Coyoacán
* Mercado de Portales
* Tianguis Tradicional de la Roma (no confundir con el nuevo Mercado Roma)
Recomendaciones para comer
*En Mercado de San Juan pregunta por:
Local Hermanos Medina (pescadería y mariscos), La Jersey (tapas y baguettes españolas), La Holandesa (pan, pasteles y quesos)
* En Mercado San Pedo de Los Pinos: Mariscos Altamar
* En Mercado de Portales: Los cochinitos (carnitas)
* En Martinez de la Torre: Lola la trailera (tacos)
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