Beatriz Zamora: la alquimia de pintar con negro

“Quien conoce el blanco pero permanece en el negro conoce la medida del universo”

 -Lao Tsé

Como una paleta de colores intensos –y hasta podría decirse que brillantes–, Beatriz Zamora ha creado peculiares piezas a partir de un solo color: el negro. Un color negro que emana de la tierra, porque la existencia de sus obras se encuentra en la alquimia del negro de la tierra; en materiales como carburo de silicio, obsidiana, cuarzo negro, hematita y carbón mineral. A partir de estos ingredientes Zamora ha logrado conjeturar al rededor de 2 mil piezas oscuras entre las que se encuentran pinturas y obras plásticas de gran tamaño.  

Cada una de sus piezas desbordan texturas brillantes sobre la oscuridad máxima, al mismo tiempo que se detonan en un escenario de abstracción y metáfora continua. 

El negro de Beatriz Zamora, según se dice, es una celebración de la vida. Porque a decir de ella, lo es todo porque contiene la nada, es el origen de la vida: 

Estos materiales que tienen más de 5 mil millones de años son el origen de la prehistoria, y ese es el negro del humo que es la base de toda la obra y viene del petróleo que tiene no sé cuántos años. Todos estos materiales, todo, son materiales prehistóricos.

El negro en las obras de Zamora explican más de una metáfora. Explica porqué nosotros somos negro –porque la oscuridad, cual universo, está en lo más profundo del ser–, porque es nada y a la vez infinito (como el universo), porque también es universo y por ende también lo es el humano –los minerales que de sus obras emanan se conjugan también en el universo–, porque el negro es vida –aludiendo a un mito de la creación parecido al del inframundo que nos dice que la vida proviene de éste, de la semilla enterrada bajo silencio y oscuridad– y finalmente, a pesar de serlo todo, el negro es inexplicable –como la materia y energía oscura, que ocupan una cantidad considerable de peso en el universo, más sin embargo no puede observarse ni estudiarse. 

Con una carrera de 50 años y ochenta y tantos de vida, Zamora sigue creando. Y a pesar de los tristes episodios por los que ha tenido que pasar a lo largo de su trayectoria artística, no deja de pensar en el negro como su propia salvación de vida: “El arte es la vida, sin el arte me muero, es todo”.

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