Coatlicue era la madre de todos los dioses para la cultura prehispánica. Según la leyenda, ésta un día se encontraba barriendo el templo en el cerro de Coatepec, cuando de pronto encontró una bola hecha de plumas. Coatlicue la guardó en su seno, más tarde este acto causaría un embarazo.
Los hijos de Coatlicue, que llevaban por nombre Coyolxauhqui y los “centzonhuitznahua”, representaban la luna y las estrellas. Cuando se enteraron de que su madre estaba embarazada con el dios del Sol, empezaron a celarlo y decidieron matar a su madre.
En el momento que iba a ocurrir el asesinato, Huitzilopochtli nació antes para proteger a su madre. Y en cuanto lo hizo, mató a sus hermanos con el rayo del fuego. Coyolxauhqui es decapitada y aventada por el cerro, motivo por el cual su cuerpo queda totalmente desmembrado para la visión de los indígenas. Y es así como éstos la representarían en su cultura.
Se había estudiado sobre el mito de Coyolxauhqui. Sin embargo, hasta el siglo XIX solamente se conocía la cabeza de esta diosa de la luna, también conocida como “la de los cascabeles en el rostro”. Fue hasta 1978 que se descubrió la imagen completa de esta leyenda prehispánica.
El 21 de febrero de este año, algunos empleados de la Compañía de Luz y Fuerza del Centro se encontraban haciendo trabajos en lo que en esa época eran las calles de Guatemala y Argentina.
Durante sus excavaciones, se encontraron con una inusual piedra. Rápidamente estos hombres avisan a las autoridades y para el siguiente día llega un equipo de arqueólogos para investigar la zona de la excavación.
De primera instancia sólo podían ver una parte de la piedra. Pero mediante fueron excavando, pudieron ver los cascabeles en la cara y el cuerpo de la diosa descuartizado. Esto establecería que se trataba de Coyolxauhqui.
Los arqueólogos del INAH tenían prácticamente una semana para acabar con la excavación. Y tras la ayuda de mucha gente, lograron sacar la gran piedra ovalada, la cual medía 3.40 x 2.90 metros y 40 cm de grosor.
El entonces presidente José López Portillo asistió al terreno de excavación. Y el 28 de febrero de 1978, el presidente llevó a cabo la inauguración de la obra. Ese día, López Portillo ordenó la construcción del Templo Mayor, donde actualmente se encuentra Coyolxauhqui.
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