En lo que una vez fue un estacionamiento destinado a satisfacer necesidades de varios edificios de la Universidad Nacional Autónoma de México, hoy se emplaza el Museo Universitario de Arte Contemporáneo. El MUAC, por sus siglas en español, surge por la necesidad de acercar el arte contemporáneo producido en México a toda la comunidad de la UNAM y de la población general de la Ciudad de México. Junto con el apoyo de un gran equipo de especialistas, el proyecto fue llevado a cabo por el arquitecto Teodoro González de León quien recibió el Doctor Honoris Causa por parte de la UNAM en 2001.
El edificio resulta muy interesante ya que reúne en un solo proyecto elementos de espacios de exposición de arte contemporáneo de talla internacional. Las características de este edificio lo hace uno de los mejores lugares en México para exponer. El museo resulta agradable no solo para el espectador sino también para el artista ya que tiene gran versatilidad para exposición de piezas y una fácil lectura museográfica que dan claridad y coherencia.
Al igual que Le Centre Pompidou en París, edificio de Renzo Piano y Richard Rogers, el MUAC contempla además del edifico una gran plaza donde se pueden llevar a cabo actividades artísticas, culturales y cívicas enriqueciendo la vida alrededor del museo. Esta plaza, donde debajo de ella se encuentra el estacionamiento del museo, ayuda a articular el nuevo edificio con sus edificios vecinos, como la sala Nezahualcóyotl, que también tienen un programa de carácter cultural.
Si se ve el edificio desde arriba, se puede identificar una construcción de planta circular y de la plaza. La forma circular a nivel de conjunto con el resto de plan maestro hace “eco” al Espacio Escultórico que se encuentra a unos cuantos metros del museo. A su vez dicha planta es sobrepuesta por una serie de cubos de concreto blanco de diferentes dimensiones que rompen con la pureza geométrica del círculo teniendo una mejor adaptación al contexto. Estos volúmenes juegan con espacios positivos y negativos, es decir con llenos y vacíos, para dar lugar a salas de exposición, patios y terrazas. Resulta muy familiar este juego de prismas con el “21st Century Museum” del despacho japonés SANAA donde lo más importante era tener gran versatilidad de uso espacial y flujos de gente.
A diferencia de la mayoría de sus fachadas que son totalmente ciegas, es decir sin vanos ni ventanas, el edificio tiene un muro acristalado que se inclina hacia la plaza desbordando el contenido artístico a la plaza abriendo así el dialogo entre el espacio interior y exterior. Frente a esta fachada hay un espejo de agua que refleja la luz solar al interior de las salas. La Espiga, escultura de Rufino Tamayo, que funciona como remate visual, marca el eje de entrada y genera tensión entre la plaza y la “calle” interior del museo.
Una vez en el interior, un gran pasillo iluminado naturalmente, corta el círculo donde del lado derecho encontramos los servicios públicos y del izquierdo las salas de exposición. En la planta baja encontramos el restaurante Nube Siete, una biblioteca, auditorio, oficinas y espacios de servicio al museo. La cualidad espacial de la entrada, que funciona como punto de reunión y prepara al visitante para la contemplación de arte, es muy parecida al Modern Wing del Art Institute de Chicago llevado a cabo nuevamente por Renzo Piano.
Como se menciona anteriormente, las salas de exposición son compuestas por varios cubos de diferentes tamaños cuyas dimensiones son el resultado de una extensa investigación de diferentes museos alrededor del mundo. De esta forma cada sala, patio y terraza puede operar como espacio independiente o como parte de un conjunto. La razón por la cual los cubos resultan ciegos y hasta cierto punto pesados es porque se pone como prioridad la funcionalidad de las salas incluyendo la regulación de luz, temperatura y humedad.
Los prismas solo tienen entrada de luz cenital que al igual que el museo de arte de Kunsthaus Bregenz, obra de Peter Zumthor, la luz difusa es regulada por cristal laminado. Por otro lado la falta de vanos maximiza el área de exposición en los muros de las salas. La selección de materiales como concreto blanco, muros y plafones blancos dan neutralidad al espacio.
Por último, para contrarrestar la dureza de los muros de concreto, se logra una integración de paisaje que consta de piedra volcánica y especies endémicas tanto en el exterior como en el interior del museo. Distintas terrazas y patios tanto duros (con carácter de plaza sin vegetación y pisos de concreto) como suaves (con vegetación) dan un gran juego interior exterior ayudando a iluminar, ventilar e incluso ocupar los espacios de circulación.
Desde su apertura en 2008, el MUAC, ha podido albergar grandes exhibiciones de talla nacional e internacional. Es un edificio que aunque pueda parecer controversial ha demostrado ser excelente referente museográfico en México y ha logrado su objetivo como promotor de arte contemporáneo. Es además, un espacio que resalta por su funcionalidad y alto desempeño de manera que ofrece experiencias integrales a gran diversidad de públicos. Su constante cambio de exhibiciones asegura que sea siempre un punto de interés que vale la pena visitar una y otra vez.
Para más información puedes visitar: muac.unam.mx/
Autor: Jesús M. Llamosas
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