Como sabemos, la historia del Paseo de la Reforma comienza con Maximiliano de Habsburgo, el segundo emperador que tuvimos en México y quien a pesar de la mala fama que se ganó en el imaginario mexicano (porque la Historia la escriben los vencedores, según asegura el proverbio), en realidad había llegado al país con varias buenas ideas encaminadas a fomentar el progreso y el desarrollo. Aun en su condición de aristócrata, Maximiliano era un sujeto bien instruido, formado para gobernar y contagiado de ciertas ideas que, paradójicamente, le valieron la enemistad de todos los bandos políticos de México en la época de su llegada al país. A ojos de los liberales era un conservador, pero muy liberal para los conservadores que lo hicieron traer de Europa. Irónico destino el suyo.
Sea como fuere, decíamos, el Paseo de la Reforma existe en parte gracias a Maximiliano de Habsburgo, quien propuso y decidió su planeación y construcción como una suerte de “vía imperial” (a la manera de las que se encontraban ya en Europa, como la de los Campos Elíseos) que conectara su despacho con su residencia, esto es, Palacio Nacional con el Castillo de Chapultepec.
Maximiliano, sin embargo, no alcanzó a ver culminado su proyecto porque, bueno, Benito Juárez lo aprehendió y determinó su fusilamiento, pero quienes lo sucedieron en el gobierno del país y la ciudad coincidieron en que se trataba de una buena idea y lo continuaron. Los regímenes liberales lo llenaron de estatuas que inmortalizaron a sus correligionarios. Otros más dispusieron sembraron grandes árboles y colocaron bancas en cada uno de sus lados. Porfirio Díaz terminó de convertirlo en una de las avenidas más bellas de la ciudad so pretexto del Centenario de la Indepedencia, con lo cual el Paseo de la Reforma ganó la relevancia con la que quizá había soñado Maximiliano.
Como vemos, desde su origen mismo el Paseo de la Reforma lleva impresa la voluntad de transformación. Y quizá, de las vías principales de la Ciudad de México, ninguna como esta haya cambiado tanto a lo largo de la historia.
A continuación compartimos algunas imágenes que dan cuenta de mudanza de estado, algunos de los detalles que han impuesto variaciones sobre ese tema amplio que quizá solo por comodidad cotidiana llamamos Paseo de la Reforma.
Década de 1950: Fuente de Petróleos, Paseo de la Reforma y Avenida del Castillo (hoy Anillo Periférico).
Década de 1970: Paseo de la Reforma y Río Tíber. Esta casa fue demolida, el predio sirvió después como estacionamiento y actualmente se encuentra ahí la torre del banco HSBC.
Ca. 1880: Cruce de Reforma, Juárez y Bucareli, cuando ahí se encontraba la estatua ecuestre de Carlos IV (“el Caballito”).
1955: Paseo de la Reforma 505, lugar del Cine Chapultepec; hoy de Torre Mayor.
Década de 1920: Paseo de la Reforma 69, Café Colón, llamado así por la glorieta en donde se encuentra la estatua de Cristóbal Colón. Actualmente es la dirección del hotel Le Méridien.
1963: Paseo de la Reforma, Juárez y Rosales. En esta toma aérea se distingue “el Caballito” y el edificio de la Lotería Nacional (izquierda).
1974: Paseo de la Reforma e Hidalgo; al centro un autobús del transporte público conocido en la época como “los delfines”.
Ca. década de 1950: Paseo de la Reforma 296, ubicación del Cine Latino; actualmente un coporativo.
Imágenes vía La Ciudad de México en el tiempo
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