Más allá del tequila, Cielito lindo, el mole y los sombreros de charro, existen una serie de símbolos singulares embelleciendo la expresión de nuestra cultura. Cada uno nos muestra las identidades versátiles que se entretejen a la vez como una sola, en una loable estética transdimensional a la que muchas veces definimos como caótica. Los mitos que aquí narramos día con día se fundamentan en símbolos madre. Imágenes, nombres, creaciones y un ciento de rasgos peculiares llenos de significado que han absorbido un poco del alma de esta ciudad para seguir existiendo, y poco a poco creciendo dentro de una era que converge entre la efervescente modernidad tecnológica y las sociedades vanguardistas.
Resulta difícil enumerar todos los ingredientes que conforman a México desde su origen y hasta la fecha. Sin embargo, podemos recorrer fugazmente algunos de los más importantes que a lo largo de las épocas han resonado en la psique de cada habitante de la urbe y de la República.
Bebidas endémicas
Cuando se habla acerca de las bebidas típicas en el mundo, es inevitable traer a la mente el tequila, el mezcal y el pulque como características clásicas de México. Son de estos productos que todos visitante debe probar (e inclusive, intoxicarse) para reconocer, en el paladar, la esencia misma de este país. Sin embargo, al indagar en las profundidades de la cultura mexicana, encontramos otros sabores que realmente cuentan con siglos (sino es que milenios en algunos casos) de tradición. Bebidas como el El tascaste, (mezcla de canela, piñón, achiote, cacao y maíz tostado), el Pox o Posh (destilado de caña), el Tejate (preparado de maíz, huesos de mamey y flor de cacao) y la Charanda (destilado de jugo de caña, piloncillo y melaza) son algunas de las más emblemáticas.
La típica calavera de Día de los muertos creada por el ilustrador (y surrealista) José Guadalupe Posada y bautizada por el muralista Diego Rivera, ambos artistas mexicanos. La “dama de la muerte” es parte de la cultura viva mexicana, se ha salido del grabado en donde fue creada para pertenecer cada año, durante los primeros días de noviembre, a la apología trascendental que desde épocas prehispánicas ha predominado en nuestro inconsciente colectivo: el inevitable culto a la muerte.
Bordados folclóricos
Los textiles mexicanos más hermosos los encuentras, sin duda alguna, en cualquier parte de la República. Incluso en la ciudad de México existen sitios como la plancha del Zócalo, la Ciudadela y otros sitios de vendimia artesanal donde puedes encontrarlos. Se trata de artesanías diseñadas involuntariamente para denotar lo psicodélico, o “aquello que manifiesta la mente” (el significado literal de la palabra psicodelia) entre un infinito de rasgos que definen nuestra identidad cultural mexicana.
El muralismo
El movimiento artístico revolucionario por excelencia de México. Además de develar el deseo por una verdadera transformación del país, incentivó las demandas radicales que buscaban, a través del arte, revolución social, política y económica. Sus principales expositores, David Alfaro Siqueiros (influencia indirecta incluso de pintores como Jackson Pollock), Diego Rivera y José Clemente Orozco.
La lucha libre
Los sueños que la lucha libre forjó en las mentes de niños y adultos iniciaron en el año 1933, cuando Salvador Lutteroth, considerado el padre de la lucha libre en México, fundó la Empresa Mexicana de Lucha Libre (EMLL) y adquirió un inmueble derruido (la Arena Modelo), sobre el que décadas después construyó un espacio que prometía convertirse en el mayor coliseo del país: la Arena México. Abrió por primera vez sus puertas al público, con un cartel inaugural excepcional que anunciaba la presentación de una pelea estelar a cargo de El Santo y Rolando Vera contra Blue Demon y el Médico Asesino.
Rituales sagrados
Practicados por brujos y chamanes mexicanos. El chamanismo es una práctica espiritual que se realiza en toda la República Mexicana. En la ciudad, aunque no es actividad tan vistosa como las misas católicas, se llevan a cabo en muchos rincones inesperados de la urbe que no creerías que existen. Desde casas antiguas en el centro (o la misma plancha del Zócalo), hasta sitios alejados como Tlatelolco —por cierto el primer lugar de residencia de Pachita, la curandera más famosa de la ciudad.
El Maíz
El maíz es el máximo símbolo de la mexicanidad, no sólo como elemento culinario y alimento endémico de la región, sino también como deidad. En libros sagrados como el Popol Vuh maya, se describe una poética y a su vez alegórica historia de la creación de la humanidad desde el maíz. Somos gente de maíz.
Cine de oro
Encuentras en la era del Cine de oro mexicano, un listado de películas que brillaron en un periodo de la historia en que el mundo necesitaba algo, tal vez, más surrealista en la pantalla grande. Proyecciones de espléndida calidad que exploraban géneros como el horror, la comedia, el romance y el musical. El auge de géneros musicales como el bolero y el danzón en Latinoamérica se lo debemos en pena parte a esta época del cine.
Las Cantinas
Un legado con décadas de antigüedad que aún persiste de forma seductora y bohemia entre nuestras calles, especialmente las de la Ciudad de México. Los elementos infalibles de una cantina son las cubas, la rocola, el dominó, las “pollas” para la cruda y las botanas exóticas como los huevos hervidos, los cacahuates con ajo y chile de árbol y las mollejas con chile.
Visiones pareidólicas
La pareidolia es un fenómeno psicológico que básicamente consiste en ver imágenes erróneamente en objetos o lugares determinados. Y en México existe mucho de eso con respecto al ámbito religioso. En 1997, por ejemplo, un vendedor ambulante creyó mirar a la virgen en un charco de agua en la estación del Metro Hidalgo, y a partir de ese día los fieles devotos comenzaron a realizar ofrendas en el espacio donde el milagro fue avistado.
Los mercados
Entrar a un mercado de cualquier barrio de la capital resulta una experiencia enriquecedor para los sentidos. Es bien sabido que la historia de nuestra evolución económica comenzó con el trueque, una actividad que hasta nuestro tiempo sigue prevaleciendo, aunque en menor grado, en algunos lugares de la ciudad. Nuestros mercados son un ejemplo impecable de ello.
La Santa Muerte
Asimismo, se sabe que fue en el corazón del barrio de Tepito donde Enriqueta Romero, “Doña Queta”, montó el primer altar a la Santa Muerte a finales de 2001. El culto a la muerte es una práctica de origen prehispánico que resurgió a finales del siglo XX, consiguiendo rápidamente más de 5 millones de seguidores en México.
Los pueblos mágicos
En 2001 la Secretaría de Turismo implantó un programa en el que se reconocía a ciertas zonas de la República Mexicana en las que se ha preservado su riqueza natural y cultural en cuanto a estética, tradiciones y acontecimientos históricos refiere. Pueblos Mágicos fue su maravillosa denominación; sin duda perfecta, ya que son estas localidades pequeños paraísos en los que se es posible escapar por un rato de la urbanidad y la celeridad capitalina.
Los barrios mágicos
Los barrios mágicos, en cambio, son exclusivos de la Ciudad de México. Se trata de una denominación que ha adquirido fuerte presencia en el último par de años, con toda la modernización de la capital. Un barrio mágico indudablemente será sinónimo de turismo pues son espacios que se proyectan a nivel internacional como grandes obras de arte.
El 2 de Octubre
Es la fecha de la matanza de estudiantes efectuada el 2 de octubre de 1968 en la Plaza de las Tres Culturas, por parte del gobierno del presidente Díaz Ordaz. Desde entonces y cada año en esta fecha se lleva a cabo una marcha emblemática.
El aditamento culinario más importante de la capital y de todo México. No hay platillo mexicano que no lleve chile o salsa. Y sí, para un mexicano una es lo suficientemente picoso.
Los nahuales
Criaturas metamórficas capaces de cambiar su forma física a cualquier otra forma animal o incluso en formas humanas a voluntad. Han sido objeto de innumerables mitos prehispánicos sobre dioses mitad hombres, mitad animales, así como el origen de historias relacionadas a un espíritu nahual que todos poseemos al nacer.
Caifanes
Figuras del rock alternativo como Café Tacuba, Maldita Vecindad y Caifanes fueron un símbolo importante para buena parte de México en los 90. Caifanes es tal vez la más importante, ya que la lírica entrañable de sus letras nos recuerda en todo momento a la experiencia del México prehispánico y a las nostalgias existencialistas que se vivían en una década de crisis.
El sazón de la comida callejera
Lo que muchos describen como grasoso, picoso y sabroso. El sazón callejero de las calles de México es irrenunciable, basta mirar lo que en cada puesto callejero se cocina para que se antoje.
El chal y el rebozo
Dos prendas emblemáticas para cualquiera que ha vivido en México. Prendas en la que confluyen algunas de las más elevadas virtudes de la moda: elegancia, practicidad y misterio, entre otras. Tal vez por eso recién se ha revaluado en las tendencias de fashion y, sobretodo, se ha utilizado a lo largo de siglos por las mujeres mexicanas.
Pirámides
Otro de los máximos símbolos mexicanos son las construcciones teocráticas en forma piramidal. En ellas se aguardan un ciento de mitos en las que intervienen divinidades que ejemplifican fuerza, belleza y sabiduría a los mortales. Las Pirámides fueron en su momento adoratorios a estas deidades, sitios que profesaron un culto universal a lo esencial de la vida.
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