El Centro es el lugar de los joyeros.
La zona del Centro de la Ciudad de México está plagada de joyas. Además de los monumentos, los edificios de una arquitectura desbordante, a parte de los sucesos históricos, de los mitos, leyendas y de la afluencia de personas que circula por este espacio en su día a día.
Desde el eje central hasta el Zócalo sobre la calle Madero se trata de negocios, puestos y edificios enteros con cientos de personas dedicadas a la venta, diseño, transformación y compra de joyas.
La diseñadora de joyería Ana Bárbara Núñez, creadora de la marca Lola Bassó, ha cultivado una estrecha e invaluable relación con este espacio y con algunos de los maestros de las creaciones en plata y oro.
Un trayecto en donde Lola fluye como pez en el agua de un edificio a otro. De pronto va por Madero, da una vuelta una cuadra antes de llegar al Zócalo, sube unas escaleras, toca, pasa, saluda, exige “no manches, Adrián, dijiste que me lo tenías para hoy” mientras presenta el diseño nuevo de una pieza, hace observaciones precisas, pregunta por la familia, intercambia algunos chistes, espera la entrega de algunas piezas, agradece, sale y se escabulle entre el laberinto de calles y personas…
Al preguntarle sobre el proceso paso a paso, Lola Bassó nos fue dando la explicación de cómo ser diseñadora de tu propia marca de joyas es algo que va más allá de sentarse a crear y desarrollar algún concepto.
Se comienza con la idea de una colección la cual es inspirada por una época, una estación, una serie de figuras, o paisajes urbanos o de la naturaleza. Reconociéndolo como la parte más difícil que va desde la posibilidad de cualquier idea hasta la selección de una y el bosquejo de la primera pieza.
Más adelante, explica Lola, se desarrollan todos los diseños de todas las piezas posibles que serán parte de esa colección. Especificando dimensiones, pesos, materiales, piedras y tamaños. En teoría se bosquejan aretes, collar, anillos y pulseras. En ocasiones la colección pueden constar de tres anillos, en ocasiones solo de uno. También sucede que pasado el tiempo se integra una pieza nueva como parte de esa colección.
Posteriormente, y por ejemplo si se trata e una pieza muy abstracta, se le lleva con el modelista, quien basado en el diseño que observa en papel, realiza la figura en cera. Entre más y más trabajas con el mismo modelista la comunicación es casi perfecta. Aunque también sucede que la idea puede cambiar cuando ya esté lista la pieza. Entonces el modelista recrea con los debidos ajustes.
Una vez que se tiene la figura en cera lista, se le vacía en un metal y se hace un hule para poder generar más réplicas del mismo modelo. Varios diseñadores, comenta Lola Bassó, no son de la idea de crear un hule, de trata de quienes que se pueden dar el tiempo de generar artesanalmente cada una de sus piezas. Esto es para casos prácticos y cuando la venta es alta.
La pieza después del vaciado, se pule y lima para que quede lo más perfecta, que el molde esté lo más exacto posible. Después del vaciado en el metal se lleva con el joyero.
También el trabajo con cada pieza puede ser distintos, hay un gran número de joyas que por la forma o por las piedras, se crean directamente con el joyero, una por una. Se trata de piezas más sencillas que se pueden hacer así.
Una vez que el joyero tiene lista la pieza, si ésta lleva piedras, se lleva con el montador para que le ponga las piedras que le corresponden. Si utilizas chapa de oro, el baño de oro suele ser el último paso.
Los materiales que normalmente se usan en el diseño de joyería en México son la plata, la cual está a 22 pesos el gramo en el Centro Joyero, pero puede cambiar su precio. El oro trabajado de 14 kilates, el cual tiene un precio de 600 pesos el gramo, cuyo valor también cambia como lo hace el dólar.
También están las piedras preciosas: rubí, esmeralda, y esporádicamente, el diamante, según el cliente. Y las semipreciosas que son amatistas, citrino, topacio, cuncita y peridoto. Piedras que se consiguen aquí en México. La mayoría de los joyeros mexicanos utilizan plata, y el oro solo sobre el pedido, por la gran diferencia de precios.
Lola Bassó asegura que pudo adentrarse a este mundo de la joyería después del primer curso que tomó en el Centro, donde la instructora invitó a Juan Nava, quien ahora es su modelista, y fue quien le recomendó a diferentes joyeros. Su línea como diseñadora o tendencia va cambiando con el tiempo. A Lola le encantan las piedras y hacer una mezcla entre lo oscuro, crudo, y lo elegante, natural y femenino. La realidad es que aun hasta las piezas que pudieran parecer las más complicadas, tanto Juan como Adrián Chávez han hecho maravillas para la diseñadora.
La entrada Un paseo por el Centro Joyero y sus talleres con Lola Bassó aparece primero en MXCity.
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