Nuestra ciudad es la Ciudad de los palacios, aunque también muchas cosas más.
Difícilmente se puede mirar a la Ciudad de México desde un sólo ángulo. Las épocas aquí no se olvidan. Se puede ejemplificar esto desde su perspectiva visual, cuando por las calles te encuentras un templo prehispánico pero también una moderna torre que ofrece una mirada sorpresiva de toda la urbe. Encuentras lujosos restaurantes que como en cualquier cosmopolita, su menú y diseño están a la vanguardia de lo ecosustentable, pero cruzando la calle puedes ver más: uno, dos, tres o diez museos cuyas instalaciones son un moderno palacio a la europea. Si visitas el Zócalo capitalino encuentras el sofisticado baile de los concheros y algunos rituales chamánicos que pintan de folclor la entrada de la Catedral Metropolitana, uno de los máximos santuarios a la religiosidad católica. Casi en cada esquina se pueden ver puestos ambulantes de antojitos mexicanos, y dada la vuelta quizás te encuentres con la encantadora estética de un gran parque donde fluyen los fontanales, las luces, los kioscos y los monumentos; ya sea de dioses mitológicos, de héroes prehispánicos, rarezas escultóricas o hasta de un santo.
Cada uno de estos ingredientes son necesarios para germinar a la Ciudad de México; la CDMX, la capital de México. Y aunque muchos puedan estar inconformes con uno u otro ángulo desde donde se pueda mirar alternativamente nuestra ciudad, no deja de ser relevante el hecho de que somos una urbe sincrética. Porque no olvida lo que realmente es, sino que lo adapta al día de hoy. Aún después de 500 años hemos logrado trascender nuestras raíces, acoplarlas al sistema moderno, no dejarlas sin mérito, no enterrarlas, no ocultarlas. Cuando nos enteramos que debajo de la Iglesia de San Francisco sobre la calle de Madero, en el Centro, hubo un santuario sagrado destinado a las deidades animales, estamos reencarnando ese legado; cuando recorremos colonias tradicionales como Coyoacán, que aún aguarda sus pinceladas de lo colonial y lo prehispánico, estamos yendo atrás, haciendo siempre presente el origen.
Resulta fascinante enterarnos que nuestra urbe alguna vez fue llamada “la ciudad de los palacios”. Algunos le atribuyen el concepto a Alexander Von Humboldt, que en su visita a la Nueva España, se dice, la bautizó así. Otros dicen que este seudónimo proviene de Charles Joseph La Trobe, que en 1834 escribe lo siguiente:
Look at their works: the moles aqueducts, churchs, roads and The Luxurious City of Palaces” (Míra sus obras: Las moles, acueductos, iglesias, caminos y La Lujosa Ciudad de los Palacios.
Sea quien fuere aquél que bajo una mirada extranjera, decidió mirar a la capital desde sus palacios, no se equivoca. En algún momento de la realidad mexicana, existieron más palacios que otra construcción arquitectónica. De alguna forma poética podríamos decir que nuestros templos se transformaron en palacios (y extrañamente la mayoría de estos palacios ahora son museos).
A continuación te presentamos algunos de los palacios más simbólicos de nuestra CDMX:
Palacio Nacional
Su construcción data a 1522 y fue erigido ara fungir como la segunda sede de Hernán Cortés, justo donde antiguamente se encontraba parte de la casa de Moctezuma. Hoy es la sede del Poder Ejecutivo Federal en México.
Palacio de Minería
Es una de las más grandes obras arquitectónicas del estilo neoclásico en el continente americano. Su diseño fue creado a finales del siglo XVIII por el valenciano Manuel Tolsá pero no sería sino hasta 1813 que tendría su inauguración como sede del Real Seminario y el Real Tribunal de Minería. Actualmente forma parte del patrimonio de la UNAM, y en él se organizan diferentes eventos culturales, tales como la Feria de Libro.
Palacio de Correos
De inmanente arquitectura ecléctica e italiana. Es uno de los máximos símbolos del Porfiriato, construido entre 1902 y 1907. Se le llamó también la “Quinta de Correos” porque fue la quinta sede de dicha oficina gubernamental. Hoy, su ultimo piso aguarda la sede del Museo de Historia y Cultura Naval de la Secretaría de Marina.
Palacio de Lecumberri
También llamado “Palacio Negro”, fue una penitenciaria construida entre 1885 y 1900, y dejó de fungir como tal hasta el año de 1976 cuando se trasladaros a los reos a los reclusorios norte y oriente. Seis años después se convirtió en el Archivo General de la Nación.
Palacio de Cristal
Este hermoso palacio fue erigido en 1902 y desde su creación fue planeado para albergar exposiciones. Fue la sede del museo de Historia Natural y hoy es el Museo Universitario El Chopo, ambos manejados por la UNAM. También fue el recinto parteaguas para definir las contraculturas mexicanas que se dieron de la mano del arte, especialmente la música, el cine y la literatura.
Palacio de Iturbide
Foto: detourmexico.com
De corte barroco, su construcción data al año de 1779, constituyéndose como residencia particular (la única entonces de cuatro pisos). Hoy funge como la sede del Museo Palacio de Cultura Banamex.
Palacio de Comunicaciones
Foto: Mexicoescultura.com
Conocido hoy como el Museo Nacional de Arte (MUNAL), este hermoso recinto fue construido entre los años 1904 a 1911 para fungir como sede de la Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas. A finales d los 90’s, Conaculta y Patronato del Museo Nacional de Arte crearon el proyecto de MUNAL 2000 para llevar a cabo su realización. Hoy es uno de los museos más importantes de la urbe.
Palacio del Conde de Buenavista
Construido por Manuel Tolsá con un estilo italiano entre 1798 y 1805. Fue la sede de la primera escuela de arte en América, la La Real Academia de San Carlos de las Nobles Artes de la Nueva España, misma que acogió a grandes artistas mexicanos de la talla de José María Velasco, Diego Rivera, José Clemente Orozco, David Alfaro Siqueiros, Rufino Tamayo, entre otros. Hoy es el Museo Nacional de San Carlos y la Escuela Nacional de Artes Plásticas para estudiantes de postrado de la UNAM.
Palacio de los Condes de Santiago de Calimaya
Foto: turimexico.com
Construido a partir de 1536 y con una arquitectura colonial, fue destinado a fungir como casa y amparo de familias nobles de virreyes de la Nueva España. En 1960 y hasta entonces, lo ha ocupado el Museo de la Ciudad de México, donde se exhiben piezas prehispánicas, coloniales y del México moderno.
Palacio de Bellas Artes
A poco más de 80 años de su realización, el Palacio de Bellas Artes es uno de los centros más importantes alrededor de los cuales gravita la vida cultural del país, además de ser uno de los edificios más representativos de la ciudad. El Palacio de Bellas Artes es parte de las obras comisionadas por Porfirio Díaz para la conmemoración de los 100 años de la Independencia. Hoy sigue siendo un recinto cultural hermoso y elegante, donde puedes disfrutar de actividades de danza, teatro, artes visuales, literatura, música, ópera, entre otras.
Palacio o Castillo de Chapultepec
Es el palacio más hermoso de la ciudad de México. Un extraño castillo -el único en América- posado en medio de la urbe caótica, pensado en un principio como residencia de los líderes del país. Hoy, como todos los citadinos sabemos, funge como espacio museístico que nunca termina de asombrarnos.
La entrada Ciudad de México: la sincrética ciudad que transformó sus templos en palacios aparece primero en MXCity.
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